Desde hace cuatro años, la vida del peruano Alejandro Ramos Martínez se volvió un calvario. El buzo tiene el cuerpo deformado a niveles jamás vistos por la ciencia médica: tiene bolsas de nitrógeno que se crearon por su actividad para obtener frutos del mar.
De acuerdo al portal América Noticias, el nitrógeno se produjo en su sangre al ascender de las profundidades oceánicas. Esto, sin embargo, no lo mató como a otros; sino que se metió a sus músculos y se alojó en bolsas que no se pueden extraer porque están firmemente adheridas a su carne. Bolsas de nitrógeno que no sólo han transformado su cuerpo añadiéndole 30 kilos de peso, sino que le producen dolores y cierta invalidez.
Un equipo de doctores de la Sociedad Peruana de Medicina Hiperbárica lo están estudiando desde hace unos años. La opción de extraer las bolsas de nitrógeno con cirugía no parece tan fácil, sólo queda el alivio que ofrece el oxígeno puro de la cámara que desintoxica el cuerpo.
La enfermedad por descompresión le ha traído a Ramos Martínez secuelas como una hipertensión muy grave y una lesión a la cadera que requiere una prótesis.